martes, 20 de septiembre de 2011

Aristarco
1 Astronomía

Los impactos meteoríticos en la Tierra, ¿son cada vez más habituales desde hace 250 millones de años?


Los grandes impactos de cometas o asteroides han sido asociados a varias extinciones masivas en la Tierra, siendo la más famosa la que aniquiló a los dinosaurios hace 65 millones de años. Cerca de 200 cráteres identificables como tales en la superficie de la Tierra, algunos de ellos con cientos de kilómetros de diámetro, son huellas de estas colisiones catastróficas.
Dilucidar si la frecuencia de los impactos ha variado con el paso del tiempo, y, de ser así, determinar si esa variación sigue una pauta clara, no es sólo una cuestión académica. Es un elemento importante de juicio cuando los científicos estiman el riesgo actual de impactos catastróficos de cuerpos celestes contra la Tierra.
Desde mediados de la década de 1980, diversos expertos han afirmado haber identificado variaciones periódicas en la frecuencia de impactos.
Usando datos sobre distintos cráteres, en particular las estimaciones de sus edades, esos investigadores han obtenido un patrón regular donde, siguiendo un determinado ciclo de tiempo (los valores varían entre 13 y 50 millones de años), una época con menos impactos es seguida por una época con más impactos, y así sucesivamente.
Uno de los mecanismos propuestos para estas variaciones es el movimiento periódico de nuestro sistema solar con respecto al plano principal de nuestra galaxia, la Vía Láctea. Este movimiento podría dar lugar a diferencias en el modo en que la diminuta influencia gravitatoria de la estrellas cercanas altera las órbitas de los objetos en la Nube de Oort, una nube gigante de cometas que forma una envoltura distante (a casi un año-luz de distancia del Sol) alrededor del sistema solar. Esas diferencias podrían hacer que, en determinadas épocas, una cantidad de cometas más grande de lo habitual abandonase la Nube de Oort para adentrarse en la región más interior del sistema solar (la ocupada por la Tierra y otros planetas bastante cercanos al Sol). Esta mayor presencia de cometas en dicha región aumentaría las probabilidades de que algunos de ellos colisionasen con la Tierra.
Una teoría parecida a la anterior pero más espectacular postula la existencia de una estrella compañera del Sol, que aún no ha sido detectada, y a la que se ha dado en llamar "Némesis". Según esta teoría, la órbita muy alargada de Némesis haría que esta estrella se acercase periódicamente a la Nube de Oort, provocando en cada ocasión un aumento en el número de cometas que incursionan en las inmediaciones de la Tierra.
Ahora, un nuevo análisis realizado por Coryn Bailer-Jones, del Instituto Max Planck para la Astronomía (MPIA), en Alemania, muestra que muchos de esos patrones periódicos no son realmente tal cosa sino sólo engañosas distorsiones estadísticas, fruto del inevitable margen de error con el que las estimaciones de esa clase deben lidiar. Por tanto, todo apunta a que Némesis no existe.
Sin embargo, sí se aprecia una tendencia general: Desde hace unos 250 millones de años hasta la actualidad, la frecuencia de impactos, a juzgar por el número de cráteres de distintas edades, aumenta a un ritmo constante.
Hay dos posibles explicaciones para esta tendencia.
Una es que los cráteres más pequeños se erosionan con mayor facilidad, y por su parte los cráteres más viejos han tenido más tiempo para ser erosionados. La tendencia podría reflejar simplemente el hecho de que es más fácil que encontremos los cráteres más grandes y jóvenes que los más pequeños y viejos.
La otra explicación, incompleta pero inquietante, es que, al menos en parte, la frecuencia creciente de impactos podría ser real. De hecho, hay análisis de cráteres de impacto en la Luna, donde no hay procesos geológicos naturales que provoquen el rellenado o erosión de los cráteres, que apuntan a esa tendencia.
Erastotenes
2 Física

El reloj NPL-CsF2 es el más exacto del mundo


Un reloj de fuente de cesio, que mantiene afinado el tiempo oficial por el que se rige el Reino Unido, está ahora considerado como el reloj más preciso a largo plazo de todos los relojes atómicos que se encargan de mantener ajustados la hora, minutos y segundos por los que se controla cada zona horaria del mundo.
Se ha llegado a esta conclusión tras una nueva evaluación de la precisión del reloj, llevada a cabo por un equipo de físicos.
El reloj NPL-CsF2 forma parte de un grupo de élite de relojes con fuente de cesio, los cuales ostentan el papel de "guardianes del tiempo local" en Estados Unidos, Japón y diversas naciones europeas. Esos valores estándar del paso del tiempo en cada país se combinan para obtener el promedio que se conoce como el Tiempo Atómico Internacional, y el Tiempo Universal Coordinado. Estas referencias del paso del tiempo son las que se usan internacionalmente para procesos críticos como las comunicaciones globales, la navegación por satélite, y el sellado de tiempo para las transacciones computerizadas del mercado financiero y bursátil.
Los métodos que se han utilizado para validar la precisión del citado reloj británico también se pueden emplear para evaluar la exactitud de los relojes de fuente de cesio de otras naciones, y mejorar así la fiabilidad del registro mundial del tiempo.
La evaluación en la que se ha determinado que el reloj británico de fuente de cesio, NPL-CsF2, es el más exacto del mundo, la han realizado unos físicos del Laboratorio Físico Nacional (NPL) en el Reino Unido, y la Universidad Estatal de Pensilvania en Estados Unidos. Entre los expertos que han participado en el trabajo, figuran Krzysztof Szymaniec del NPL y Ruoxin Li y Kurt Gibble de la Universidad Estatal de Pensilvania.
Hiparco
3 Arqueología

Reconstruyen el espacio celeste-terrestre en yacimientos arqueológicos

Investigadores de la Universidad Complutense de Madrid ponen en marcha un proyecto que pretende reproducir el paisaje terrestre y el espacio celeste que percibían los pueblos prehistóricos.
GEOASTROKELTOI es es un proyecto integral, basado en técnicas geodésicas y astronómicas, para reproducir el paisaje terrestre y el espacio celeste que percibían pueblos prehistóricos/protohistóricos, además de poder realizar un estudio completo de los yacimientos arqueológicos: georreferenciación de yacimientos, estudios territoriales, relaciones de visibilidad, localización de hallazgos, etc. utilizando técnicas astro-geodésicas de gran precisión.
Todo ello permitirá completar los datos arqueológicos con información sobre el espacio topo astronómico y poder realizar estudios arqueo astronómicos de yacimientos peninsulares de la Edad del Hierro, específicamente los de la Celtiberia clásica. Los resultados obtenidos se incluirán en la musealización de dichos lugares y se diseñará un plan específico de divulgación de la información obtenida.
Además de la investigación estricta, se pretende integrar estos resultados en un proyecto de divulgación y puesta en valor de varios yacimientos arqueológicos ya que la vertiente social de la arqueología propicia la difusión de muchos conceptos hasta ahora solo reservados al ámbito académico.
Este proyecto pretende potenciar, por una parte, la relación entre las ciencias geodésica y astronómica con la arqueología, y por otra, la divulgación del patrimonio cultural desde un nuevo punto de vista, como es la introducción de información sobre el espacio celeste propio de cada entorno, es decir, la visualización del espacio celeste que tenían los antiguos habitantes de estos yacimientos arqueológicos.
Esta novedosa línea de trabajo se enmarca también en el área de investigación de la Arqueo astronomía, que es la disciplina que estudia el papel que el cielo jugó entre los pueblos del pasado, es decir el estudio del registro histórico de conocimientos astronómicos anteriores al desarrollo de la moderna astronomía. Se podría ubicar dentro de la Arqueometría, que a su vez se puede definir como el “campo interdisciplinario entre las Ciencias Naturales y las Ciencias Humanas, que tiene como objetivos desarrollar técnicas y métodos especializados para poderlos aplicar a obtener información sobre aspectos culturales, históricos o medioambientales del pasado” (Maniatis, 2002: 64).
Como en toda disciplina científica es necesario asegurar el rigor en los métodos y técnicas empleados en la toma de datos y en su posterior manejo e interpretación. Por ello se insiste en este proyecto en definir y aplicar una metodología rigurosa: utilizar las técnicas de posicionamiento por satélite, las herramientas gráficas desarrolladas por los autores en proyectos anteriores y los métodos astronómicos para lograr una ubicación precisa de los yacimientos, una reconstrucción gráfica de los mismos y su relación con el espacio celeste y el paisaje topográfico circundante.
Los métodos de posicionamiento basados en la determinación de la posición tridimensional sobre la superficie terrestre a partir de observaciones o medidas a objetos (generalmente satélites artificiales) no ligados a ella, han experimentado un gran auge en las ultimas décadas. El empleo del GPS ha experimentado un ascenso considerable en la última década gracias en parte al desarrollo de algoritmos que permiten obtener posiciones en tiempo real con alta precisión. En el trabajo de campo es indispensable contar con los métodos de posicionamiento comentados anteriormente, que son herramientas muy útiles ya que permiten una rápida y precisa georreferenciación de los yacimientos con una técnica fácil de usar, y que contribuyen a un mejor estudio territorial del entorno en que está enclavado el yacimiento en estudio.
Los arqueólogos se basan para reconstruir el pasado en los vestigios materiales encontrados en los yacimientos arqueológicos y a veces pueden completar sus conocimientos acudiendo a fuentes escritas. Pero cuando estudian sociedades ágrafas esto no es posible y todas sus hipótesis deben estar basadas en las conclusiones obtenidas a partir del registro arqueológico. El nivel alcanzado por la Arqueología permite hoy en día reconstruir el pasado con un gran alto grado de certeza. Se consigue una buena aproximación, sólo citando algunos ejemplos, sobre estructuras de habitación, obtención de recursos, dieta, riqueza y organización social, a partir de las tumbas, aspecto físico de los enterrados, etc. Pero cuando se trata de reconstruir el mundo simbólico e ideológico los vestigios son menos evidentes y hay que descubrir qué huellas pudo dejar, cuál fue la relación que mantuvieron con su entorno, especialmente con el cielo puesto que las sociedades primitivas lo que no controlan lo sacralizan.
Por ello, es importante acercarnos a comprender estas relaciones pudiendo reconstruir el paisaje terrestre y celeste que contemplaban, y para ello necesitamos utilizar técnicas geodésicas con las que analizar y registrar el horizonte topográfico para posteriormente reproducirlo de forma teórica. Del mismo modo, podemos emplear los diversos software astronómicos para reproducir el cielo de la época y ser capaces de contemplar desde sus posiciones locales qué tipo de eventos astronómicos podrían registrar. De esta manera podemos reproducir e interpretar la relación de aquellas sociedades con su entorno.
Los objetivos concretos de este proyecto son, en primer lugar, la aplicación de las técnicas astro-geodésicas para realizar un estudio integral de los yacimientos arqueológicos: georreferenciación de yacimientos, estudios territoriales, relaciones de visibilidad, localización de hallazgos, etc. El segundo objetivo del proyecto es el estudio arqueo astronómico de yacimientos peninsulares de la Edad del Hierro, específicamente los de la Celtiberia clásica, en los que, aplicando las nuevas tecnologías, se complementan los hallazgos arqueológicos con información sobre el espacio topo astronómico y su relación con éstos. Como tercer objetivo está la inclusión de los resultados en la musealización de dichos lugares. Diseño de un plan de divulgación de la información obtenida, inclusión de la información explícita en los soportes informativos de los yacimientos, promulgación de actividades relacionadas con la astronomía, observaciones públicas de eventos astronómicos (eclipses, equinoccios, solsticios,…), talleres infantiles de técnicas de observación astronómica sin instrumentos, etc.
La elección de los yacimientos donde realizar estos estudios se ha basado en una serie de premisas. Por una parte, los celtíberos fueron los pueblos prerromanos que alcanzaron mayor protagonismo histórico, seguramente por los enfrentamientos que durante bastante tiempo mantuvieron con Roma. Por otra parte, los yacimientos son abundantes y en muchos de ellos se ha desarrollado una intensa actividad investigadora en los últimos años que está proporcionado resultados de gran interés.
Desde el punto de vista de la puesta en valor y la proyección social de estos enclaves, existe ya un proyecto de referencia denominado “Ruta Celtibérica”, promocionado desde la Universidad de Teruel. Esta Ruta abarca yacimientos situados en el territorio de las Comunidades Autónomas de Aragón, Castilla-La Mancha, Castilla-León y La Rioja.
La Celtiberia ocupó un amplio territorio de 40.000 km2, con una muy baja densidad de población, que es un buen candidato para ser una de las zonas rurales a revitalizar en el marco de la Ley para el Desarrollo Sostenible del Medio Rural, que se aprobó el 7 de diciembre de 2007 en el Congreso de los Diputados. Uno de los objetivos de esta ley, además de fomentar el Turismo Rural Sostenible, conservación del medio ambiente, etc., es proteger el patrimonio histórico-artístico ubicado en los municipios rurales y fomentar su mantenimiento y restauración adecuados.
En cada uno de los yacimientos elegidos para el trabajo se llevará a cabo en primer lugar una inspección visual de su ubicación, a continuación se realizará una toma de fotografías del horizonte visible, con identificación de los accidentes geográficos, se efectuarán medidas topo-geodésicas para la reconstrucción virtual del horizonte, lo que podríamos llamar “skyline geográfica”, en el caso oportuno se realizarán medidas de los acimutes astronómicos de construcciones, alineaciones de tumbas o cualquier otra estructura de interés que permita su posterior estudio y relación con posibles orientaciones topo-astronómicas.
En un trabajo posterior de gabinete se incluirán todos estos datos en los programas informáticos, bien los desarrollados en acciones anteriores o los comerciales, para reproducir y relacionar el paisaje geográfico y celeste con los restos arqueológicos e intentar así reconstruir las relaciones con el paisaje geográfico y celeste de estos grupos humanos. (Fuente: Universidad Complutense de Madrid // Javier Mejuto, Gracia Rodríguez Caderot, María Luisa Cerdeño, Marta Folgueira)

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